No me encuentro en Finlandia. Desde la habitación de casa he visto pasar una sombra y raudo y veloz me he lanzado a por la cámara.
El Milano real azuzado por varias urracas ha decidido por fin posarse en este pino solitario, lo que me ha dado la oportunidad de disfrutar de esta extraordinaria secuencia.
Estas acículas se me clavan en las garras, posándome quizás en esta otra ramita.
¡Qué esto no aguanta!
Puedo aprovechar el impulso y proyectarme alto a ver si estas urracas dejan ya de incordiar.
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