Pese a que este año prácticamente no ha hecho invierno hasta la fecha, pensábamos que se hubieran adelantado, pero no, les encontramos en pleno apogeo prácticamente en las mismas fechas que el año pasado.
Ante tal espectáculo es difícil controlar la emoción y conseguir una buena toma que nos permita captar la inmensidad del ejército de trompetas amarillas que nos rodea por completo.
Nos movemos con cautela para intentar no pisar ninguno, tarea del todo imposible.
Unos puntos de color morado salpican el omnipresente amarillo que tapiza todo el sotobosque, los Dientes de perro, que en este caso, sí advertimos que van un poco más retrasados que el año anterior. Parece que las temperaturas les condicionan menos que las horas de luz, sus sensores advierten que los días alargan y que hay que florecer antes de que robles y hayas saquen sus hojas.
El reto de una buena toma nos sumerge en una profunda y silenciosa concentración, que trastoca el ritmo del tiempo y nos convierte en un elemento más del bosque. El tamborileo del picapinos se acerca, los insistentes silbidos del trepador destacan entre la agitada algarabía de la multicolor cohorte de pequeños páridos, que en un agitado frenesí barren el bosque sobre nuestras cabezas: carboneros, herrerillos, mitos, agateadores,… y de fondo el histérico relincho del Pito real.
Acabamos el día con unas impresionantes luces del atardecer, que terminan por vaciar las baterías de nuestros equipos, pero que cargan las de nuestros cuerpos para una buena temporada.
Sin comentarios en "Narcisos 18-02-2020"